Primer Libro
Salmos 1 al 41
No es nuestro propósito dar una exposición amplia de todos Jos salmos; trataremos sólo algunos importantes. Nos limitamos a hacer un breve sumario de los demás poemas con algunos comentarios y notas para que el lector pueda comprender mejor las ideas y verdades expresadas.
Los salmos del primer libro del Salterio se caracterizan por lo siguiente:
(a) Se usa casi siempre el nombre Jehová; este título aparece 272 veces y el término genérico Elohim (Dios) solamente 15 veces.
(b) Se atribuyen todos los salmos a David, salvo 1,2, 10,33.
(c) Parece que los primeros dos fueron añadidos a los otros cuando se formó el Salterio.
(d) La mayoría de los salmos del primer libro son espontáneos, aunque los Salmos 9, 10,25,34 y 37 son acrósticos, o sea,alfabéticos.
Se clasifican los poemas de este libro según su tema:
El contraste entre los justos y los inicuos (1,5,10,37).
El clamor de los justos ante los sufrimientos y tristezas de la vida (3,4,6,7,12,22,31,38,39,40).
La gloria de Dios en la naturaleza (8, 19, 29).
La ley (1,19). -El Rey (2,18,20,21).
La vida futura (16).
Los dos caminos
Parece que este salmo fue compuesto especialmente para ser la introducción a todo el libro de Salmos. Alguien ha dicho que "El Salmo 1 es a todo el Salterio lo que el texto es a un sermón". En cambio, el Salmo 2 proporciona una introducción al primer libro de Salmos. Juntos, los primeros dos salmos forman el prólogo a las cinco colecciones de poemas.
El Salmo 1 nos recuerda a los proverbios por su tono sapiencial y didáctico. Como el proverbista, el salmista contrapone los dos caminos, el de los pecadores y el de los justos, y señala el resultado de cada uno: la felicidad para "el justo" (v. 1), y la perdición ("desastre", DHH), para los malos (v. 6; véase Pr 2: 12-14, 20-22). Sin embargo, la sabiduría que recomienda el salmista se arraiga en la Ley de Jehová (v. 2), y no en la sagacidad humana.
Los versículos 1-3 describen al hombre feliz que evita conformarse al mundo en tres aspectos: aceptando sus consejos, participando en sus costumbres y adoptando la peor de sus actitudes, la burla a Dios. La "ley de Jehová" contrapone el escarnio de los pecadores y es la respuesta a los consejos de ellos. El Salmo 1 recalca una gran verdad: en lo que piensa el hombre es lo que determina su manera de vivir. Por lo tanto, el justo, como Josué (Jos 1:8), medita y se deleita continuamente en la Ley (instrucción o ensefianza), algo que implica "adhesión gozosa y obediencia fundada en el amor.,,¡02 Resulta que el justo es como el árbol que tiene sus raíces en la orilla de un arroyo y no está afectado por los períodos de sequedad ni deja de llevar fruto a su tiempo. "Todo lo que hace prosperará". El Sefior "cuida" su camino (v. 6, DHH)
El vocablo "ley" (hebreo torah) está utilizado en el Antiguo Testamento con diferentes acepciones. Algunas Son:
(l) el Pentateuco, o sea los primeros cinco libros de la Biblia, siendo los Diez Mandamientos su corazón;
(2) las Escrituras Sagradas del Antiguo Testamento y las normas que la tradición hebrea fue agregando a lo largo de los siglos;
(3) las ordenanzas y estatutos del Antiguo Testamento;
(4) instrucción, sabiduría, preceptos o ensefianza. El último uso se encuentra con más frecuencia en el Salterio y los libros sapienciales.
Este es el primer salmo real en el Salterio y es claramente mesiánico en carácter. Aunque no hay inscripción en el poema mismo para identificar a su compositor, se le atribuye a David en Hechos 4:25. Es muy citado en el Nuevo Testamento, tanto por sus afirmaciones sublimes referentes al "Ungido" (Mesías) de Dios como por su visión de su reino universal (véase Hch 13:33; He 1:5).
Según la erudición moderna, este salmo fue compuesto para la ceremonia de entronización de un nuevo monarca perteneciente a la dinastía davídica. Sin embargo, no se encuentra en la historia de los reyes davídicas ninguna situación semejante a la que se describe en este poema; es decir, el levantamiento de las naciones tributarias o simplemente enemigas de Israel en el tiempo de la coronación de un nuevo rey. También, sus perspectivas son mesiánicas y escatológicas. Cualquiera que fuera la ocasión de la composición del Salmo 2, es claro que enseña la entronización de Cristo en Sion como Rey universal. Si tenía situación histórica, ésta tendría un sentido típico, algo que se cumple en Jesucristo; lo interpretamos como pura profecía.
Se distinguen cuatro voces que hablan en Salmo 2:
l. La voz del mundo rebelde (2: 1-3).
El "por qué" del versículo 1 expresa el asombro del salmista sobre la locura de las naciones que se han juntado contra Dios y su Mesías. Estas piensan romper las "ligaduras" de Dios y sacudir su yugo. La Iglesia apostólica vio el cumplimiento de estos versículos en la crucifixión de Jesucristo y la persecución de sus seguidores (Hch 4:25-28). En un sentido, Dios se burló de los gobernantes y romanos, levantando a Jesús de entre los muertos.
Es probable, sin embargo, que el pasaje también se refiere al antagonismo y rebelión de las naciones contra la Iglesia y la Ley de Dios en los últimos días; antes de la Segunda Venida (Ap 13). Ya vemos los intentos de la sociedad mundana de sacar todo refrenamiento de la inmoralidad, la homosexualidad, la sodomía, los abortos y la violencia ''justificada''
2. La voz del Padre (2:4-6).
La risa divina se debe más a la arrogancia de los gobernadores y naciones que a su castigo: " ... hacen planes sin sentido" (v. 1: DHH). ¡Imaginémonos cuán inútil es que los hombres débiles se lancen contra el Dios todopoderoso! Seria tan ridículo como una hormiga sobre el riel del ferrocarril desafiando al tren que se acerca. El Padre se burla de ellos hablándoles y turbándoles en su ira y poniendo a su Hijo como rey sobre las naciones. Entonces serán exaltados los perseguidos y castigados los perseguidores (véase 2 Tes 1:6-1 O; Ap 11 :18; 18:20).
3. La voz del Hijo (2:7-9).
El ungido de Jehová habla. Dios le ha constituido rey sobre las naciones. El "decreto" que él anuncia se refiere al pacto davídico por el cual Dios prometió adoptar como hijo al heredero del trono de David (2 S 7:12, 14, 16). Se lee así:
Yo levantaré después de ti uno de tu linaje ...
él edificará casa a mi nombre ...
yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo ...
y será afirmada tu casa y tu reino para siempre
delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
Se desprenden algunas verdades de este pasaje cuando se le interpreta a la luz del Salmo 2:7,12.
a. El rey que ha de cumplir la esperanza mesiánica de Israel será un hijo (descendiente) de David.
b. La relación de padre-hijo que Dios establecerá con el rey davídico se cumplirá en un futuro monarca ideal en el sentido más profundo e íntimo (Sal 2:7, 12). La descendencia (simiente) de David, la cual es el objeto de la promesa, no será un solo gobernador, sino una dinastía de reyes (véase 2 S 7:16, DHH). Sin embargo, entre los descendientes de David será uno cuyo trono será para siempre. Esta profecía se cumplió en Jesucristo (véase Lc 4:16-21).
Los profetas y salmistas recalcan cuatro temas de la esperanza mesiánica. Son la estabilidad eterna del reino de la dinastía davídica (Sal 89: 19-37; 132:11; ls 9:6, 7; 11: 1-10), la filiación divina del rey (Sal 2:7), su entronización a la derecha de Dios (Sal 11 O: 1) Ysu dominio universal (Sal 2). Es interesante notar que el Salmo 2 es la fuente de dos de los cuatro temas.
Se cita la frase "Mi Hijo eres tú, yo te engendré hoy" varias veces en el Nuevo Testamento. Hechos 13:33 y Romanos 1:4 declaran que Cristo fue aclamado como Hijo por la resurrección, mientras Hebreos 1:5 y 5:5 citan la expresión como algo relacionado respectivamente con la encarnación y sacerdocio del Señor. Es obvio que en el Salmo 2 la frase se refiere a la entronización de Jesucristo, pues recibirá "por herencia las naciones y ... los confines de la tierra.". En cambio, el versículo 9 le presenta como un rey-guerrero que アuセ「イ。ョエ£ las naciones con "vara [cetro] de hierro", una acción que acoQ1pañará la Segunda Venida (Ap 2:27; 19: 15). El libro de Apocalipsis señala claramente que el versículo 9 se refiere al reino triunfante de Cristo (12:5).
4. La voz del Espíritu Santo (2:10-12).
A la luz de lo que sucederá, los reyes que se rebelan son advertidos de que su única esperanza es someterse y servir a Jehová, y honrar (heb. "besad") al Hijo. Puesto que el glorificar a Cristo es obra del Paracleto (Jn 16:14), se cree que el que habla en este pasaje es el Espíritu mismo.
2:2 Su Ungido. Es "Mesías" en lengua hebrea, y "Cristo" en lengua griega. Se llamaba al rey de Israel el "ungido de Jehová" porque en eJ momento de recibir la investidura real él sería ungido con aceite consagrado por un sacerdote o profeta (véase 1 S 10:1; 16:13).